Es en la desdicha del pensar donde me diluyo constantemente
sin más rumbo que el terminar perdida entre sueños que,
igual que mi pensamiento,
me envuelven y desaparecen junto a una aparente eternidad.
Que me recuerde el banquete de vísceras que produce tu actitud
frente a mi inseguridad cada vez que observo
la lejanía de unos recuerdos que nunca me fueron vividos,
sólo añade agonía a mi pesadumbre.
Será en tu mirada donde recuperaré el aliento que me faltaba para continuar muriendo entre suspiros.
Pero
no tomes a mal mis palabras.
Sólo forman parte de una cabeza atormentada.
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