Partes...

Esperé. Y en el momento que me invadió la nada contemplé absorta como esta engullía cada parte de mi ser convirtiéndome en aquello que tanto odiaba: tú desnudo, inmundo e insoportable absorbiendo la dejadez.

Despedida...

No nos poseemos materialmente. Creamos lazos ilusorios entre nosotros que tememos perder por el empeño y el trabajo puesto en ello. Y aun siendo esos lazos débiles , pues no son más que ilusiones después de todo, sufrimos desesperadamente cuando con un simple tirar se rompe y se termina. Y sentimos como con ese lazo se va, entre sus hilos, el sustento de nuestro corazón metafísico. E intentamos recrear ese lazo continuamente mediante el recuerdo o la sustitución de éste por el de otro ente que te parece afín al que perdiste. Pero los hilos que se hilvanan pertenecientes a tu lazo saben que los otros no podrán nunca enlazarse con ellos como lo hizo aquél lazo que un día se desprendió de él. De ti.

Claro...

Huyo. Temo que me atrape la nausea que me crea tu presencia. Lloro. Nada tengo salvo montañas de pensamientos que se pierden en recuerdos difusos. Veo. Acaricio el instante mientras pasado y futuro se  revuelven creando una historia confusa. Sueño.

Querer...

¿Qué quiero? Viajar. Andar por bosques interminables. Dormir y soñar con los caminos que estaré recorriendo al día siguiente. Pensar que no vivo en este mundo, que me encuentro sola. Leer hasta hacer de ello algo natural. Escuchar cosas que me inviten a evadirme y preguntarme qué soy. Encontrar  lo sublime de la naturaleza y olvidar mi corporeidad.