Sólo saberme parte de tu nombre, mi nombre, y ya sentir cómo la sangre se transforma en reptiles que engullen mis entrañas.
Sólo saberme parte de tu nombre, mi nombre, y sólo sentir la apatía de aquél que se supo muerto cuando apenas empezó a respirar.
Sólo saberme parte de tu nombre, mi nombre, y no saber qué más hacer para sobrevivir en este caos
agonizante que conforma mi existencia.
Lo siento, te odio como me odio demasiado.
Tú, mi nombre.