Junto con las gotas que limpiabas de la barra se fue todo aquello que fui construyendo a solas, pues tú ya hacía tiempo que te habías ido.
Sin querer percatarme de ello, me abrí y me cerré en el mismo instante. Me abrí y me cerré y quise desaparecer: diluirme en tu trapo con aquellas gotas que volviste a limpiar.
Y fue tu desdén lo que me atrapó y me encerró. Y fue mi pensamiento lo que me encadenó. Y salí corriendo deseando no ser como aquellas gotas que limpiabas.
Volví. Como una orden de mi alma. Volví. Aun siendo sólo gotas que se diluyen en tu pensamiento y en tu trapo...
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