Te estuve esperando. Y sólo recibí un silencio sepulcral y una carcajada que, como un trueno, cruzó y quemó hasta lo más profundo de mi ser.
Te estuve esperando. Y sólo un profundo suspiro fue capaz de calmar la soledad que sentí cuando, al estar esperando, supe que nunca volverías.
Te estuve esperando. Y en esa espera me sentí tan inútil que resolví apagar mi alma y simplemente dejar mis pasos avanzar...sin esperar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario